El primer aspecto milagroso de la imagen que quiero discutir es el hecho de que no existe un bosquejo o dibujo debajo de la imagen. La fotografía infrarroja ha demostrado que no hay un bosquejo de la imagen de Guadalupe. Ello es un milagro, porque como lo explicó el Dr. Phillip Callahan, un investigador de biofísica de la Universidad de Florida, "es inconcebible que un artista del siglo XVI haya podido pintar un retrato sin que primero hiciera un bosquejo en él". Hacer un bosquejo antes de pintar un retrato se remonta a la antigüedad. Por lo tanto, el hecho que haya una imagen tan delicada con detalles y características tan precisas, además de aparecer en una áspera fibra de cactus, es inexplicable cuando se toma en cuenta que no tiene un bosquejo.