Los gobiernos de España, de Estados Unidos y hasta de Andorra están repartiendo dinero por doquier a los bancarrotos. La consecuencia lógica es que se están formando unas colas tremendas para pillar cacho: tras las entidades financieras los fabricantes de automóviles piden la vez. Creo que así no vamos a ningún sitio. Y nosotros mientras, como el del chiste, gritando: ¡Organización, Organización!