En la vida hay que elegir, saber donde sufrir, volver a ser feliz, sin nada que fingir, sabiendo que al final, lo que hay que respirar es flor de libertad. Sé que todo me da igual, que nada hay que esperar, que en medio del adiós, el tiempo es un borrón, y que al terminar, no hay más que pelear, la flor de libertad. No hay un sol al que mirar ni estrellas que brillar, ni viento que parar, ni mar al que amar, tan sólo una vez mi boca se sació de labios que besé, de ojos que adoré, que no volveré a ver. No hay ya nada que buscar, ni flor que regalar, ni cielo al que cantar, ni mar al que callar, porque sólo una vez mi boca se sació con labios que besé, con ojos que adoré, de manos que no están, de lenguas que jamás, me volverán a hablar. No hay un sol al que mirar ni estrellas que brillar, ni viento que parar, ni mar al que amar, tan sólo una vez mi boca se sació de labios que besé, de ojos que adoré, que no volveré a ver. No hay ya nada que buscar, ni flor que regalar, ni cielo al que cantar, ni mar al que callar, porque sólo una vez mi boca se sació con labios que besé, con ojos que adoré, de manos que no están, de lenguas que jamás, me volverán a hablar.