En 1966, sin duda alguna la época del mejor pop inglés, la BBC sólo emitÃÂa dos horas de rock and roll a la semana. Pero la radio pirata inundaba el paÃÂs con rock y pop 24 horas al dÃÂa. Y 25 millones de personas, más de la mitad de la población, escuchaba cada dÃÂa a los piratas. Carl (Tom Sturridge) acaba de ser expulsado del colegio, y su madre, miembro de la jet set, decide que para encauzarle en la vida, lo mejor será que pase algún tiempo con su padrino Quentin (Bill Nighy). Pero da la casualidad de que Quentin es el jefe de Radio Rock, una emisora pirata instalada en un barco en el mar del Norte, poblado por un ecléctico grupo de pinchadiscos encabezado por âÂÂEl Condeâ (Philip Seymour Hoffman), un corpulento bocazas estadounidense, auténtico dios de las ondas enamorado de la música. Sus compañeros se unen para ayudar a Carl a encontrarse a sàmismo y, sobre todo, para que encuentre a alguien con quien acostarse. Pero las emisoras encubiertas han llamado la atención del gobierno, que decide ir a por los drogadictos, ilegales y fornicadores que solo quieren acabar con el paÃÂs que antaño fue una gran nación. En una época en la que el poder ahoga cualquier cosa que se asemeje a la exuberancia juvenil, la radio pirata se convierte en el enemigo público número 1. Al parecer, el explosivo movimiento roquero quebranta el Acta de Infracciones Marinas, una buena excusa para acabar con su nefasta influencia. Por parte del gobierno, lidera la batalla el temible ministro Dormandy (Kenneth Branagh) acompañado por su ayudante, Dominic Twatt, y su secretaria, la Srta. Clitt. Perseguido por los navÃÂos del gobierno, el barco de Radio Encubierta choca contra una roca y empieza a hundirse en medio del mar del Norte ante la indiferencia de los polÃÂticos. Los seguidores de la emisora, consternados, se echan a la mar a medianoche en pequeñas embarcaciones para rescatar a sus locutores favoritos de una muerte segura.