En tu mirada eterna y callada se reflejan las voces del ayer, se evocan las noches y el amanecer. Entre tus manos cansadas de engaños se han escrito deseos sin saber, que muchos están vivos y otros no han de volver. Sobre tus espaldas no llueven guirnaldas ni sueños de alhajas ni siquiera un techo al que volver. Pueden más los sueños que muchos o pocos, de penas o enojos consiguen hacerte renacer. Y volverás a soñar, volverás a querer, podrás volverte a sentir muy dentro de tu piel. Volverás a volar, volverás a creer. Tendrás el tiempo eterno de sentirte mujer, otra vez. Sobre tus espaldas no llueven guirnaldas ni sueños de alhajas ni siquiera un techo al que volver. Pueden más los sueños que muchos o pocos, de penas o enojos consiguen hacerte renacer. Siento que puedo decirte en silencio que la vida ha sido sin querer. Para ser sincero, porque sé que puedo te dedico un te quiero, otra vez, otra vez, otra vez, otra vez, otra vez, otra vez.