Al final del camino me habréis de encontrar, los ojos en el cielo, las manos al mar, la mirada buscando el modo de hablar y el habla escondida que no he de encontrar. Recoged lo que dejo, lo que fue una ilusión, todo queda en vosotros a quien di el corazón. Quedaros lo útil, lo que pueda valer y lo que no es más que un sueño dejadlo crecer. Y para mí lo de siempre, lo que siempre esperé, esparcido en el mundo al que tanto busqué. Fríos traerán las nieves, agua que beberé, no morirán los campos, que siempre cuidaré. Lunas habrán de verme, noches que me han de mecer, por siempre en mi destino por sus venas correré. Y al final del camino contigo estaré.