Qué luz iluminó mi noche y me dio fe para seguir creyendo y engalanó de joyas mi destino y me dejó siguiendo tu camino. Qué ilusión te trajo a mí volando desde aquel día en que nos conocimos, mi corazón quedó por ti soñando y mis sueños se arroparon con tus mimos, sé bien por qué de mí te alejaste y seguiste tú sola, dejando en mí ser lo que era antes un simple reflejo de mí mismo. Lo sé, yo lo sé, lo sé, yo lo sé, yo lo sé. Te canto y te quiero todo en uno, te quiero y te canto como a un todo, y ese todo de canción y de querer se arrodilla a tus pies y te dice mirando esos ojos de mi abismo un te quiero tan grande como el sol, ese sol que reflejado en tu cabello convierte a este hombre necio en niño que agarrado a tu cintura te ama con el dolor de su cariño. Qué ilusión te trajo a mí volando desde aquel día en que nos conocimos, mi corazón quedó por ti soñando y mis sueños se arroparon con tus mimos. No lo sé, no lo sé, no lo sé, no lo sé, no lo sé. Flores esparcen mi voz, regalos que cantan mi cariño por ti, con este verso sin fin para que en mis brazos y tu alma quede el calor de este bello y ciego amor, verdadero como el cielo a quien se agarra y cierto como el mar en el que amarra, que se siente huérfano de tu amor, de tu cariño y que en viaje breve y silencioso entre alas que acompañan su camino tiene tu corazón como destino.