Después de la carta de la muerte, la Templanza trae las aguas de una nueva vida al viajero del tar0t. Si concebíamos el arcano de la muerte como un cuestionamiento de su institnto, constatando que hay una latencia vital, que no cesa, que siempre está ahí, en lo más nimio, elemental e inorgánico de la vida, ahora, conectamos finalmente con esa otra dimensión de lo vital, que nos hace relevante la gran variedad de información latente que yace en la Naturaleza, en el Universo. Con este arcano inauguramos una nueva etapa en el viaje, vinculada propiamente a la telepresencia, entendida esta como la forma de conectar dos realidades remotas recíprocamente pero fomentando sobre todo las interacciones no visuales; es decir, interacción de información que asocia parámetros de por sí desconexos, como las partículas de agua corren (streaming de datos) de una copa a otra.