El viejo Castilla está absolutamente convencido de saber lo que se debe hacer en cada ocasión donde intervienen la ética y los principios. Un día se da cuenta de que tiene el número 48 de la antigua revista Tertulias, justo el que le falta a su nuevo jefe para completar una colección que mantiene como hobbie. Castilla se niega a venderle este número de la revista frente a toda la plana mayor de la empresa "porque no todo se puede comprar". Su jefe se propone demostrar a todos, sin echarlo, que logrará quebrar la voluntad del viejo Castilla. Todo al final será una cuestión de principios.